domingo, 31 de julio de 2016

Pie Diabético


Pie diabético
Es una infección, ulceración o destrucción de los tejidos profundos relacionados con alteraciones neurológicas y distintos grados de enfermedad vascular periférica en las extremidades inferiores que afecta a pacientes con diabetes mellitus que no ha sido o no está siendo correctamente tratada. Por tanto, no debe ocurrir a efectos generales en pacientes cuya diabetes esté siendo controlada adecuadamente dentro de una relativa normalidad.

Complicaciones neuropáticas
Cuando se dice que el pie diabético tiene una "base etiopatogénica neuropática" se hace referencia a que la causa primaria que hace que se llegue a padecer un pie diabético está en el daño progresivo que la diabetes produce sobre los nervios, lo que se conoce como neuropatía. Los nervios están encargados de informar sobre los diferentes estímulos (nervios sensitivos) y de controlar a los músculos (nervios efectores). En los diabéticos, la afectación de los nervios hace que se pierda la sensibilidad, especialmente la sensibilidad dolorosa y térmica, y que los músculos se atrofien, favoreciendo la aparición de deformidades en el pie, ya que los músculos se insertan en los huesos, los movilizan y dan estabilidad a la estructura ósea.
Si una persona pierde la sensibilidad en el pie implica que si se produce una herida, un roce excesivo, una hiperpresión de un punto determinado o una exposición excesiva a fuentes de calor o frío, no las sienta. Ya que el dolor es un mecanismo defensivo del organismo que incita a tomar medidas que protejan de factores agresivos, los diabéticos pueden sufrir heridas y no darse cuenta. Además, la pérdida de control muscular favorece la aparición de deformidades y provocar roces, cambios en la distribución de los apoyos del pie durante la marcha y predisponer a determinados puntos del pie a agresiones que, de no ser atacadas a tiempo, pueden resultar fatales.

Complicaciones vasculares
La isquemia, o sufrimiento tisular derivado de la insuficiencia arterial, es frecuente en los diabéticos, como consecuencia del daño que sufren los vasos sanguíneos a causa de la enfermedad. Las arterias tienen la función de aportar nutrientes y oxígeno a las células para que éstas funcionen correctamente. El pie es una zona de riego comprometido por su distancia al corazón y si a esto sumamos el daño que sufren los vasos sanguíneos, podemos imaginar que la circulación arterial del pie se vea ampliamente disminuida. Con ello se producen importantes trastornos tróficos, es decir, de la "alimentación de los tejidos", incluyendo debilidad de la piel, sequedad y otras alteraciones de las uñas, el vello.

Complicaciones de las úlceras
Las úlceras requieren todos los cuidados podológicos y médicos que estén al alcance del paciente, ya que no solo no se resuelven espontáneamente, sino que tienden a agravarse, llegando en muchos casos a gangrenarse, lo que obliga a ejecutar amputaciones parciales o incluso totales de las zonas afectadas. Se estima que las complicaciones derivadas de la diabetes son la principal causa de amputación no traumática en el mundo. La suma de falta de riego sanguíneo con la acumulación de toxinas derivadas del metabolismo infeccioso pueden facilitar la aparición de fenómenos necróticos; dicho de otro modo, pueden provocar que determinadas zonas de tejido mueran. Si ese tejido muerto no es eliminado correctamente puede provocar la liberación de toxinas en sangre que acaben por ocasionar una gangrena del miembro. La gangrena es subsidiaria de un único tratamiento posible: la amputación o la muerte (si es que alcanza el sistema circulatorio a niveles superiores).
Evaluación
En la primera valoración de una lesión en el pie de un diabético se debe realizar una valoración de la circulación arterial pues en caso de que ésta esté afectada se debe intentar la revascularización lo antes posible. A continuación y en el mismo momento, es imprescindible valorar la situación clínica del paciente y detectar cuantos padecimientos o circunstancias coinciden y pueden ser coadyuvantes para una mala evolución de las lesiones, y por último, el cuidado local, que no puede separarse de lo anterior, pues un cuidado esmerado de la lesión no tendrá ningún resultado mientras no consigamos corregir cuantas circunstancias intervengan en el caso.

Determinación del grado de riesgo en las lesiones del pie diabético
El interés básico de disponer de una clasificación clínica de los estadios en que cursa el Pie Diabético responde a la conveniencia de articular los protocolos terapéuticos adecuados y la necesidad de establecer su valor predictivo en cuanto a la cicatrización de la úlcera. 

La clasificación de Wagner (Meggitt/Wagner), valora 3 parámetros: la profundidad de la úlcera, el grado de infección y el grado de necrosis.
Grado 0: No hay lesión, Pie de riesgo.
Grado 1: Úlcera superficial que compromete todo el espesor de la piel pero no tejidos subyacentes.
Grado 2: Úlcera profunda, penetrando hasta ligamentos y músculos pero no compromete el hueso o la formación de abscesos.
Grado 3: Úlcera profunda con celulitis o formación de abscesos, casi siempre con osteomielitis.
Grado 4: Gangrena localizada.
Grado 5: Gangrena de todo el pie.

Tratamiento
Grado 0: El pie está en riesgo y no existe lesión. La actitud terapéutica es de índole preventiva
Grado 1: El procedimiento terapéutico va direccionado a disminuir la presión sobre el área ulcerada. Generalmente no se presenta una infección.
Grado 2: La infección está presente, por lo que es necesario obtener muestras para cultivo. Debe realizarse una desbridación, curación tópica y utilizar antibióticos y coadyuvantes.
Dentro de los coadyuvantes más efectivos, novedosos y de fácil aplicación son los productos a base de iones de plata.
Grado 3: Se caracteriza por la existencia de una infección profunda, con formación de abscesos, a menudo de osteítis. La intervención quirúrgica es una posibilidad.
Grado 4: Los pacientes afectados requieren hospitalización urgente y valoración del componente isquémico, que en esta fase suele estar sumamente afectado. En términos generales, se procede a cirugía revascularizadora, para evitar la amputación, o conseguir que esta pueda realizarse a un nivel distal de la extremidad.
Grado 5: Se requiere amputación ya que la vida del paciente está en riesgo.

Prevención
La prevención de úlceras es básica para un paciente con diabetes, ya que de esta depende el evitar futuras complicaciones; para ello se deben de llevar ciertas medidas y evaluaciones como lo son:
1.- Inspección del estado de la piel y de las uñas (hiperqueratosis, maceraciones, paranoquia, uñas fúngicas).
2.- Exploración de la sensibilidad mediante mono-filamento.
3.- Exploración de signos y síntomas de neuropatía autonómica (sequedad, menos sudoración) y motora (debilidad y atrofias musculares) que origina "dedos en garra" y ausencia de reflejos tendiosos.
4.- Exploración vascular mediante el índice tobillo-braquial, palpación de pulsos, temperatura. Síntomas de arteriopatía.
5.- Valoración de deformidades del pie y puntos de hiperpresión (dedos en garra o martillo, hallux valgus, cabeza metatarsianas prominentes, pie charcot.
6.- Recomendar al paciente que limite el uso directo de talco a la piel del pie, ya que este ocasiona mayor resequedad.
7.- Utilizar humectantes en crema o aceites, como vaselinas o aceite de almendras, para mantener una buena hidratación y evitar grietas.
También es importante que el personal de salud capacite a los pacientes sobre las acciones de autocuidado, tales como la revisión frecuente del pie, pliegues interdigitales y el uso de un calzado adecuado.

Fuente:
-Wikipedia
- Varios autores (1999). Tratado del pie diabético. Pensa editores.
-Viadé Julia. J / Anglada Barceló. J / Jiménez Aibar. A et al. (1999). Pie diabético. Ediciones Ergó S.A. 84-89834-69-5.
-Camp Faulí, Ángel (1998). Protocolo en la unidad del pie diabético / A.Camp Fauli, J.I. Blanes Monpo. Federación Española de Podólogos.
-A. Hernández; D. Abellán ; I. Lluch. Hospital Universitario Dr. Peset Alexaindre - Valencia "Manual básico para la exploración y cuidado de los pies de las personas diabéticas". Editado por Medikronic Ibérica S.R.L.




Pie Diabético

Pie diabético
Es una infección, ulceración o destrucción de los tejidos profundos relacionados con alteraciones neurológicas y distintos grados de enfermedad vascular periférica en las extremidades inferiores que afecta a pacientes con diabetes mellitus que no ha sido o no está siendo correctamente tratada. Por tanto, no debe ocurrir a efectos generales en pacientes cuya diabetes esté siendo controlada adecuadamente dentro de una relativa normalidad.
Complicaciones neuropáticas
Cuando se dice que el pie diabético tiene una "base etiopatogénica neuropática" se hace referencia a que la causa primaria que hace que se llegue a padecer un pie diabético está en el daño progresivo que la diabetes produce sobre los nervios, lo que se conoce como neuropatía. Los nervios están encargados de informar sobre los diferentes estímulos (nervios sensitivos) y de controlar a los músculos (nervios efectores). En los diabéticos, la afectación de los nervios hace que se pierda la sensibilidad, especialmente la sensibilidad dolorosa y térmica, y que los músculos se atrofien, favoreciendo la aparición de deformidades en el pie, ya que los músculos se insertan en los huesos, los movilizan y dan estabilidad a la estructura ósea.
Si una persona pierde la sensibilidad en el pie implica que si se produce una herida, un roce excesivo, una hiperpresión de un punto determinado o una exposición excesiva a fuentes de calor o frío, no las sienta. Ya que el dolor es un mecanismo defensivo del organismo que incita a tomar medidas que protejan de factores agresivos, los diabéticos pueden sufrir heridas y no darse cuenta. Además, la pérdida de control muscular favorece la aparición de deformidades y provocar roces, cambios en la distribución de los apoyos del pie durante la marcha y predisponer a determinados puntos del pie a agresiones que, de no ser atacadas a tiempo, pueden resultar fatales.
Complicaciones vasculares
La isquemia, o sufrimiento tisular derivado de la insuficiencia arterial, es frecuente en los diabéticos, como consecuencia del daño que sufren los vasos sanguíneos a causa de la enfermedad. Las arterias tienen la función de aportar nutrientes y oxígeno a las células para que éstas funcionen correctamente. El pie es una zona de riego comprometido por su distancia al corazón y si a esto sumamos el daño que sufren los vasos sanguíneos, podemos imaginar que la circulación arterial del pie se vea ampliamente disminuida. Con ello se producen importantes trastornos tróficos, es decir, de la "alimentación de los tejidos", incluyendo debilidad de la piel, sequedad y otras alteraciones de las uñas, el vello.
Complicaciones de las úlceras
Las úlceras requieren todos los cuidados podológicos y médicos que estén al alcance del paciente, ya que no solo no se resuelven espontáneamente, sino que tienden a agravarse, llegando en muchos casos a gangrenarse, lo que obliga a ejecutar amputaciones parciales o incluso totales de las zonas afectadas. Se estima que las complicaciones derivadas de la diabetes son la principal causa de amputación no traumática en el mundo. La suma de falta de riego sanguíneo con la acumulación de toxinas derivadas del metabolismo infeccioso pueden facilitar la aparición de fenómenos necróticos; dicho de otro modo, pueden provocar que determinadas zonas de tejido mueran. Si ese tejido muerto no es eliminado correctamente puede provocar la liberación de toxinas en sangre que acaben por ocasionar una gangrena del miembro. La gangrena es subsidiaria de un único tratamiento posible: la amputación o la muerte (si es que alcanza el sistema circulatorio a niveles superiores).
Evaluación
En la primera valoración de una lesión en el pie de un diabético se debe realizar una valoración de la circulación arterial pues en caso de que ésta esté afectada se debe intentar la revascularización lo antes posible. A continuación y en el mismo momento, es imprescindible valorar la situación clínica del paciente y detectar cuantos padecimientos o circunstancias coinciden y pueden ser coadyuvantes para una mala evolución de las lesiones, y por último, el cuidado local, que no puede separarse de lo anterior, pues un cuidado esmerado de la lesión no tendrá ningún resultado mientras no consigamos corregir cuantas circunstancias intervengan en el caso.
Determinación del grado de riesgo en las lesiones del pie diabético
El interés básico de disponer de una clasificación clínica de los estadios en que cursa el Pie Diabético responde a la conveniencia de articular los protocolos terapéuticos adecuados y la necesidad de establecer su valor predictivo en cuanto a la cicatrización de la úlcera. La clasificación de Wagner (Meggitt/Wagner), valora 3 parámetros: la profundidad de la úlcera, el grado de infección y el grado de necrosis15
Grado 0: No hay lesión, Pie de riesgo.
Grado 1: Úlcera superficial que compromete todo el espesor de la piel pero no tejidos subyacentes.
Grado 2: Úlcera profunda, penetrando hasta ligamentos y músculos pero no compromete el hueso o la formación de abscesos.
Grado 3: Úlcera profunda con celulitis o formación de abscesos, casi siempre con osteomielitis.
Grado 4: Gangrena localizada.
Grado 5: Gangrena de todo el pie.
Tratamiento
Grado 0: El pie está en riesgo y no existe lesión. La actitud terapéutica es de índole preventiva
Grado 1: El procedimiento terapéutico va direccionado a disminuir la presión sobre el área ulcerada. Generalmente no se presenta una infección.
Grado 2: La infección está presente, por lo que es necesario obtener muestras para cultivo. Debe realizarse una desbridación, curación tópica y utilizar antibióticos y coadyuvantes.
Dentro de los coadyuvantes más efectivos, novedosos y de fácil aplicación son los productos a base de iones de plata.
Grado 3: Se caracteriza por la existencia de una infección profunda, con formación de abscesos, a menudo de osteítis. La intervención quirúrgica es una posibilidad.
Grado 4: Los pacientes afectados requieren hospitalización urgente y valoración del componente isquémico, que en esta fase suele estar sumamente afectado. En términos generales, se procede a cirugía revascularizadora, para evitar la amputación, o conseguir que esta pueda realizarse a un nivel distal de la extremidad.
Grado 5: Se requiere amputación ya que la vida del paciente está en riesgo.
Prevención
La prevención de úlceras es básica para un paciente con diabetes, ya que de esta depende el evitar futuras complicaciones; para ello se deben de llevar ciertas medidas y evaluaciones como lo son:
1.- Inspección del estado de la piel y de las uñas (hiperqueratosis, maceraciones, paranoquia, uñas fúngicas).
2.- Exploración de la sensibilidad mediante mono-filamento.
3.- Exploración de signos y síntomas de neuropatía autonómica (sequedad, menos sudoración) y motora (debilidad y atrofias musculares) que origina "dedos en garra" y ausencia de reflejos tendiosos.
4.- Exploración vascular mediante el índice tobillo-braquial, palpación de pulsos, temperatura. Síntomas de arteriopatía.
5.- Valoración de deformidades del pie y puntos de hiperpresión (dedos en garra o martillo, hallux valgus, cabeza metatarsianas prominentes, pie charcot.
6.- Recomendar al paciente que limite el uso directo de talco a la piel del pie, ya que este ocasiona mayor resequedad.
7.- Utilizar humectantes en crema o aceites, como vaselinas o aceite de almendras, para mantener una buena hidratación y evitar grietas.
También es importante que el personal de salud capacite a los pacientes sobre las acciones de autocuidado, tales como la revisión frecuente del pie, pliegues interdigitales y el uso de un calzado adecuado.

Fuente:
-Wikipedia
- Varios autores (1999). Tratado del pie diabético. Pensa editores.
-Viadé Julia. J / Anglada Barceló. J / Jiménez Aibar. A et al. (1999). Pie diabético. Ediciones Ergó S.A. 84-89834-69-5.
-Camp Faulí, Ángel (1998). Protocolo en la unidad del pie diabético / A.Camp Fauli, J.I. Blanes Monpo. Federación Española de Podólogos.
-A. Hernández; D. Abellán ; I. Lluch. Hospital Universitario Dr. Peset Alexaindre - Valencia "Manual básico para la exploración y cuidado de los pies de las personas diabéticas". Editado por Medikronic Ibérica S.R.L.




domingo, 24 de julio de 2016

Síndrome de Wolff-Parkinson-White




Síndrome de Wolff-Parkinson-White
    
En esta patología  existe una ruta eléctrica adicional del corazón. La afección puede llevar a períodos de frecuencia cardíaca rápida (taquicardia).
Un ritmo cardíaco demasiado rápido es potencialmente peligroso, porque puede causar inestabilidad hemodinámica. En algunos casos, la combinación de una vía accesoria y arritmias cardiacas puede desencadenar fibrilación ventricular, una de las principales causas de muerte súbita cardíaca.
Es un síndrome de pre-excitación de los ventrículos del corazón debido a una vía accesoria conocida como haz de Kent que transcurre por la parte anterolateral de la aurícula y ventrículo derecho (en caso de ser por el izquierdo se conoce como haz de Ohnell). Esta vía es una comunicación eléctrica anormal de la aurícula al ventrículo.
Aunque la amplia mayoría de individuos con el síndrome de WPW permanecen asintomáticos a lo largo de toda su vida, hay un riesgo de muerte súbita asociada con el síndrome.
Causas
Normalmente, las señales eléctricas siguen una determinada ruta a través del corazón, lo cual le ayuda a latir de manera regular. Esto impide que el corazón tenga latidos adicionales o latidos que sucedan demasiado pronto.
En las personas con el síndrome de Wolff-Parkinson-White, algunas de las señales eléctricas del corazón bajan por una ruta adicional. Esto puede causar una frecuencia cardíaca muy rápida, llamada taquicardia supraventricular.
La mayoría de las personas con el síndrome de Wolff-Parkinson-White no tienen ningún otro problema cardíaco. Sin embargo, este problema ha sido vinculado con otras afecciones cardíacas, como la anomalía de Ebstein. Una forma de esta afección también es hereditaria.

Clínica (signos y síntomas)
 Algunas personas con el síndrome de Wolff-Parkinson-White tienen sólo unos cuantos episodios de frecuencia cardíaca rápida, mientras que otros la pueden experimentar una o dos veces por semana o más. Asimismo, es posible que no haya síntomas en absoluto, así que la afección se detecta cuando se hace un examen del corazón por otra razón.
Una persona con este síndrome puede presentar:
-Opresión o dolor en el pecho
-Palpitaciones (sensación de percibir los latidos cardíacos, por lo general de manera rápida o irregular)

Pruebas y exámenes

Esta pulsación de una tira de ritmo en V2 muestra hallazgos característicos del síndrome de WPW, como la onda delta característica (por encima de la barra azul), el intervalo PR corto (barra roja) de 0,08 segundos, y el complejo QRS ensanchado (verde) de 0,12 segundos.

Un electrocardiograma (ECG) mostrará la "onda delta" característica
Un examen realizado durante un episodio de taquicardia mostrará una frecuencia cardíaca mayor a 100 latidos por minuto. Una frecuencia cardíaca normal es de 60 a 80 latidos por minuto en adultos y por debajo de 150 latidos por minuto en neonatos, bebés y niños pequeños. La presión arterial será normal o baja en la mayoría de los casos.
Si el paciente no está presentando taquicardia en el momento del examen, los resultados pueden ser normales. El síndrome de Wolff-Parkinson-White se puede diagnosticar a través de un monitoreo ambulatorio continuo con ECG, como por ejemplo con un monitor Holter.

Se realiza un examen llamado estudio electrofisiológico (EEF) mediante catéteres que se colocan en el corazón. Este examen puede ayudar a identificar la localización de la ruta eléctrica adicional. 

Un examen llamado estudio electrofisiológico intracardíaco (EPS, por sus siglas en inglés) se hace usando catéteres que se pasan hasta el corazón desde una vía intravenosa colocada en la pierna. Puede ayudar a identificar la localización de la ruta eléctrica adicional.

Tratamiento
Se pueden utilizar medicamentos, particularmente antiarrítmicos como procainamida o amiodarona, para controlar o prevenir los latidos cardíacos rápidos.
Si la frecuencia cardíaca no retorna a la normalidad con el tratamiento médico, los médicos pueden usar un tipo de terapia llamada cardioversión eléctrica (shock).

El tratamiento a largo plazo para el síndrome de Wolff-Parkinson-White con mucha frecuencia es la ablación con catéter. Este procedimiento implica la inserción de una sonda (catéter) dentro de una arteria a través de una pequeña incisión cerca a la ingle, para llegar hasta el área del corazón. Cuando la punta alcanza el corazón, se destruye la pequeña área que está causando la frecuencia cardíaca rápida, utilizando un tipo especial de energía llamada radiofrecuencia o congelándola (crioablación).
La cirugía a corazón abierto para cauterizar o congelar la ruta accesoria también puede brindar una cura permanente para este síndrome. En la mayoría de los casos, este procedimiento se hace sólo si usted necesita la cirugía del corazón por otras razones.

Bibliografía
-Munger TM, Packer DL, Hammill SC, Feldman BJ, Bailey KR, Ballard DJ, Holmes DR Jr, Gersh BJ. (1993). «A population study of the natural history of Wolff-Parkinson-White syndrome in Olmsted County, Minnesota, .
-Fitzsimmons PJ, McWhirter PD, Peterson DW, Kruyer WB (2001). «The natural history of Wolff-Parkinson-White syndrome in 228 military aviators: a long-term follow-up of 22 years»American Heart Journal 
-Campbell RM, Strieper MJ, Frías PA, Collins KK, Van Hare GF, Dubin AM (2003). «Survey of current practice of pediatric electrophysiologists for asymptomatic Wolff-Parkinson-White syndrome»Pediatrics 111(3): e245-7.